• 2025-05-15 13:40:37
    Fiestas

    Una vez más, hoy, festividad de San Isidro, volvemos nuestros ojos al campo en un año especialmente difícil en el que el agua, siempre bienvenida, nos ha dado más de un susto. Esto no quiere decir que el clima haya vuelto de donde nunca debía haberse movido, a esas primaveras lluviosas con temperaturas moderadas. Mientras aquí llovía como pocas veces (tercer año más lluvioso desde que hay registros), en el norte de Europa afrontan una sequía desconocida para la que no están preparados, en las zonas en marrón del mapa han tenido 3 días de lluvía entre Febrero y Marzo, lo que nos debe dar mucho que pensar para cuando cambien las tornas, porque si el exceso de agua se gestiona mal, su total ausencia es casi imposible de afrontar.



    Lo impredecible del clima, los costes disparados, los bajos precios, la incertidumbre del mercado con aranceles que aparecen y desaparecen, y una regulación siempre cambiante a la vez que adversa, son piedras en el camino que hacen cada vez más difícil dedicarse al noble oficio de la agricultura y la ganadería. Por eso queremos renovar nuestro apoyo a nuestros agricultores y ganaderos. Gran parte de nuestra historia se la debemos al campo, y es imprescindible para entender nuestro presente y nuestro futuro.



    La tecnificación, el esfuerzo y la innovación están ayudando a plantar cara a todos estos retos, los de un sector rodeado de amenazas. Esperemos que pronto tomemos conciencia de que la necesidad de su existencia no es discutible. Porque no sabemos qué será de la inteligencia artificial, las criptomonedas o cualquier otra cosa que exista hoy dentro de 10, 20 o 50 años; lo que sí sabemos es que quienes vivan en ese momento querrán comer tres veces al día, y si además entienden que su alimentación debe ser saludable, necesariamente tendrá que provenir del campo. Por eso merece mucho más la pena asegurar su futuro que intentar, cuando sea demasiado tarde, reconstruirlo de sus cenizas. Mientras tanto, no queda otra opción que seguir luchando a la espera de que lo evidente pase a ser lo importante. La esperanza es la última luz en apagarse, y sigue habiendo motivos de sobra para mantenerla viva.



    ¡Feliz día de San Isidro a todos!



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